No existe ningún país en el planeta que use exclusivamente software libre. Esto porque hay algunas tecnologías que vienen atadas a un programa privativo.
Uruguay aprobó una ley para usar software libre en el Estado. Foto: Valeria Jordao
Pensemos, por ejemplo, en un quirófano o un arco quirúgico Siemens: ha de funcionar con un programa Siemens. Un avión K-Fir, ha de usar software K-Fir. Y así.
Pero estos ejemplos son excepcionales. Y por eso mismo, deberían ser aislados. Para todas aquellas cosas que pueden realizarse mediante aparatos que admiten varios sistemas operativos (por ejemplo, las computadoras de escritorio, los servidores y muchísimas otras cosas), no hay razón para no usar software libre.
Y, precisamente, porque no es descabellado, varios países usan software libre:
- Brasil: No es obligatorio. De todos modos, tienen un portal que aloja «software público» que es todo aquel creado con fondos públicos. Hasta 2010, Brasil había ahorrado $225 millones, sin contar cuánto ayudó a desarrollar la industria local de software, o la seguridad sobre la información.
- Cuba: No hay obligación legal, pero muchos ministerios, su aduana y su compañía de telecomunicaciones han migrado totalmente.
- Finlandia: no se ha encontrado información actual, ni una traducción oficial.
- Rusia: Vladimir Putin firmó un plan de migración, pero no se conoce si lo implementó.
- Uruguay: La ley vigente ordena usar preferentemente software libre. Se admite soluciones privativas, si no es posible o viable usar aquellas libres. También tiene un portal de software público.
- Venezuela: a cargo del Ministerio de Educación Superior. Su migración incluyó sus sistemas de información geográfica.
- Vietnam: al menos eso dice el traductor.
También territorios subnacionales u organizaciones gubernamentales han pasado a usar software libre:
- Montevideo: La migración de ordenó en 2012, y ha seguido cumpliéndose, pese a que el partido político a cargo ha cambiado.
- Policía de Francia: Inició en 2009 y planeó terminar en 2015.
Finalmente, en Ecuador varias compañías privadas confían en software libre: Almacenes Montero, Grupo Czarninski, Ecuacolor, Kiwy o Librería Científica.